Este domingo pasado repetimos clase con la Escola Galega de Longboard. Poco a poco vamos progresando. Parece que lo haces todo bien hasta que alguien te ve desde fuera y te da cuatro consejos que lo cambian todo (para bien). Esta vez nos echamos en La Lanzada, aunque no en la zona que yo me suelo echar pero basta que sea la playa a la que siempre voy para que esté mucho más cómoda.
En mi Nivel 1 estuvimos practicando las formas de remontar que, si hacer el pato es complicado al principio, hacer la tortuga no es nada fácil tampoco.
Román me dejó una tabla más clásica de Iron Mountain y la sensaciones fueron muy distintas, una remada más fácil y más estable, poder remar de rodillas...
No tengo fotos ya que hacía un frío que hasta me tuve que cambiar dentro de la furgo. Días como esos son los que pienso que necesito otro traje, unos escarpines, una capucha... Lo malo es que después se me pasa hasta que me vuelven a castañetear los dientes en el agua. ¡Soy un desastre!
Tengo un nuevo proyecto en mente, a ver si esta semana encuentro tiempo suficiente para llevarlo a cabo y os lo enseño, aquí una pista:
¿Qué será, será?