El fin de semana pasado entre el frío y que se me debió meter mucha agua en los oídos, una otitis que me llevé de regalo para casa.
Así que estos días con el temporal y la otitis, ni patín ni playa. Pero hoy que salió el Sol para quedarse, me fui a una playa sin olas para evitar tentaciones y... ¡a patinar!
La carretera no tenía un asfalto perfecto, pero al menos no había ni coches ni personas. ¡Toda para mi!