21 julio 2012

Barquillos

Madrugón para estudiar un poco por la mañana y poder permitirme hacer los planes que están surgiendo para los próximos días. Pero con el buen día que hacía aproveché para comer en la playa, en La Lanzada.

Sí, toda esa fruta es para mi solita :)


Aunque la previsión no era nada esperanzadora, me llevé la tabla. A las 4, vi que la gente empezaba a echarse con bodyboards aunque, repito, no había casi olas. Pero aún viendo que no cogían nada, decidí cambiarme y echarme.


Como era obvio, apenas cogí dos olas. A lo que hay que sumarle que según iban pasando las horas la afluencia de bañistas era considerable. Esos bañistas sin miedo a nada que te pueden ver remando la ola con todas tus fuerzas y no se apartan de tu línea de "ataque". Valientes domingueros.

 Al salir de bañito, apareció el baquillero.


El baño no fue bueno en cuanto a olas, pero la sensación que me deja ponerme el neopreno, coger la tabla y echarme al mar, esa sensación no entiende de mareas ni de tamaños.




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